El señor Jacobo Cohen había enviado a construir aquella casona con muchos detalles que semejaban una nave a vapor. Algunas ventanas interiores se concibieron redondas como las portas u ojos de buey de los barcos, en el piso de granito pulido relucían figuras doradas de seres marinos como estrellas, caballitos y conchas de mar. Una lámpara en la biblioteca aparentaba un timón, formas onduladas en el piso imitaban las olas. Era sin duda la casa soñada para que sus habitantes navegaran toda su existencia por la carrera Palacé del barrio El Prado.