El primero se construyó hace casi treinta años y antes que terminara el siglo XX ya habían siete, tardando cada uno aproximadamente cinco años en obtener la tonalidad que hoy día lucen; gracias a la presencia de selenio, azufre y otros minerales en las cárcavas por donde desciende el agua lluvia. Debido a la persistencia de los turistas que visitan Villa de Leyva, para el año 2000 se consiguió que el sitio fuera abierto al público y se convirtiera en uno de los más visitados. Por un área de aproximadamente 60 hectáreas, a pie o a caballo, el turista puede deleitarse con el hermoso espectáculo que le ofrece Pozos Azules, de día resplandecen sus múltiples colores; en la noche se complementa el paisaje con la inmensidad del cielo.